Estamos en Arroyo del Ojanco, un pueblo de Jaén enclavado en la comarca de Sierra de Segura y aquí ser panadero, es algo más. Al forastero no deja de sorprenderle escuchar por las mañanas el sonido metálico del claxón de las furgonetas de los panaderos. Estos pueblos de Jaén hay que entenderlos y si hay una costumbre arraigada, es el reparto diario de pan a domiclio. Es una herencia de un tiempo donde los cortijos quedaban apartados y los trabajos obligaban a largas jornadas en el campo. Los panaderos siguen, ayer en burros y hoy en furgonetas, repartiendo el pan nuestro de cada día. Así lo lleva haciendo desde hace casi un siglo la familia Almagro. Casi nada. Ya es la cuarta generación de panaderos, que con las recetas heredadas de padres a hijos, siguen llevando hasta la puerta de tu casa, el sabor auténtico del buen pan.
Una panadería familiar de cuarta generación
Hoy al frente de la panadería se encuentran dos hermanos: Andrés y Nacho. Ellos se encargan de las rutas del reparto diario y atender pedidos. En el pueblo todo el mundo los conoce. Y ellos claro está, conocen a todos. Aunque el reparto es sagrado, la panadería también cuenta con dos establecimientos. El primero en la propia localidad de Arroyo del Ojanco donde tienen su horno de leña y otro en el cercano municipio de La Puerta de Segura. Si ellos están en el reparto, ellas atienden en primera línea de mostrador. Isabel gobierna en el Arroyo y Cristina en La Puerta. Es un trabajo tan esencial, que hace pensar lo triste que se verían las calles sin una panadería cerca. Son la casa de los «buenos días» y los «hasta luego». Porque a fin de cuentas ¿quién no recuerda las panaderías de su infancia?.
La panadería cuenta con dos establecimientos, uno Arroyo del Ojanco donde tienen su horno de leña y otro en el cercano municipio de La Puerta de Segura.
La memoria del pueblo gracias a la panadería por internet
Estas tierras del norte de Jaén, también son de emigración. Muchas personas salieron en los 60 y 70 en busca de un trabajo y mejor ocupación, especialmente hacia pueblos costeros y capitales. Como explica Nacho, encargado de atender los pedidos y la comunicación en las redes, son estas personas que marcharon y sus familiares, las que quieren disfrutar de nuevo de los productos tradicionales de la panadería. «Nada más abrir la caja me recuerda al pueblo» es un comentario habitual entre los clientes. Una reseña en Google escribe que «el sabor de los roscos me ha transportado a la infancia recordando los roscos que hacía mi abuela». Recibir un pedido de Panadería Almagro, es también obtener un trozo de la memoria de tu pueblo. Como se comentaba al empezar, ser panadero por estos pueblos, definitivamente es algo más.
Productos con recetas familiares, heredadas de una larga tradición artesanal
Si hablamos de sus productos la lista es larga. Comenzaremos por esos panes cortijeros y maquinados (o fresados) cocidos a leña que además de un sabor auténtico, duran lo que tiene que durar el pan auténtico. Son imperdibles sus bollos de aceite y sus blanquillas (tortas de aceite y sal) que te comes sin nada más, aunque lo admitan todo. También cuentan con panes de centeno integral y de chía. Si vamos al dulce, las tortas de manteca son uno de sus productos estrella. No te acabarás los roscos. De anís, de vino y por supuesto los de revoltón, con manteca y un toque único de zumo de naranja. Para emociones fuertes, la torta de manteca con chocolate de cobertura o con nueces.
Con el ánimo de ampliar catálogo la tienda online también incluye una selección de productos de la Sierra de Segura. Ahí están los embutidos de Peñolite, la miel Luna de Puente Génave y por supuesto el aceite oliva virgen extra. Para facilitar la compra también se ofrecen lotes con productos seleccionados. La idea es ir añadiendo más productos, pero siempre respetando la esencia de la panadería. Como cuenta Nacho, «todo a su tiempo, que me faltan horas en el día».
Quizás todo esto sería impensable sin dedicación y ganas de ofrecer un servicio cercano. Los envíos de los pedidos se hacen sólo 3 dias a la semana para garantizar frescura y buen estado. Nacho gestiona de manera personal cada pedido, preocupándose de cada detalle. Esto hace que a veces su WhatsApp arda, pero el objetivo es dar el mejor servicio posible. Además con la venta online los clientes comparten sus historias o lazos familiares con el pueblo. Han pasado casi 100 años, pero sigue siendo la panadería de toda la vida.
En el podcast de Tipicolis, hablamos con Nacho Gómez Almagro sobre su trabajo detrás de la presencia digital de Panadería Almagro.